Alimentación selectiva

niño comiendo

La alimentación selectiva en niños, comúnmente conocida como «comedores selectivos» o «comedores quisquillosos», es uno de los principales motivos de consulta y preocupación en muchos padres y cuidadores. Este comportamiento se caracteriza por el rechazo a probar nuevos alimentos o la preferencia exclusiva de un conjunto limitado de opciones. Se asocian también conductas percibidas como disruptivas durante las horas de comida, como pueden ser levantarse constantemente, jugar para evitar comer, beber constantemente, enfados o irritabilidad, entre otras. Lo que conlleva a que se les obligue a comer y se usen pantallas o elementos disuasorios.

Las horas de comida van más allá de la simple ingesta de nutrientes, son también un acto social relacionado, por ejemplo, con reuniones familiares y celebraciones. Comer con otras personas nos ayuda a fortalecer vínculos y a crear un sentido de comunidad. Entender las múltiples dimensiones de la alimentación es crucial para adoptar un enfoque integral durante la intervención.

La causa subyacente en los problemas de alimentación puede variar desde factores , fisiológicos o sensoriales. Esta última causa condiciona a muchos niños a probar y tolerar ciertos alimentos.

¿Qué puede interferir en una buena alimentación?

El abordaje de la alimentación selectiva requiere entender y respetar las dificultades y tiempos de los niños, así como estrategias específicas que ayuden a crear un entorno seguro y positivo alrededor de la comida. Cuando se descarta que existan causas médicas que estén impactando en la alimentación, es necesario que un terapeuta ocupacional especializado en integración sensorial realice una valoración ocupacional especializado. Este profesional puede identificar si existen dificultades en el procesamiento sensorial que estén impactando en la participación de la alimentación.

Las transiciones entre diferentes tipos de alimentos, ya sea de purés a alimentos sólidos o de alimentos blandos a más texturizados, pueden significar desafíos para algunos niños. Otros pueden desarrollar preferencias alimentarias basadas en características sensoriales específicas, como colores brillantes, sabores intensos o texturas particulares. Estas preferencias pueden limitar la variedad de alimentos en su dieta y afectar a la ingesta nutricional.

Si existen dificultades en la coordinación motora oral, también pueden interferir en el desempeño óptimo de la alimentación, debido a la capacidad para masticar y tragar alimentos de manera segura y eficiente. Esto puede manifestarse en aversión a ciertas texturas de alimentos o en la preferencia por otros más blandos que requieren menos habilidades motoras orales. El abordaje desde el enfoque de la integración sensorial es esencial en estos casos.

¿Cómo se trabajan estas dificultades?

Tras determinar cuáles son las dificultades que presenta cada niño se escogen algunos alimentos con características sensoriales determinadas. Mediante el juego con la comida y la exploración de los alimentos, gradualmente se comienzan a tolerar y disfrutar de la comida.

Este enfoque, que comienza en la sala de terapia ocupacional y termina en la cocina, aporta estrategias individualizadas que ayudan a las familias a superar los desafíos durante las horas de comida. Un enfoque gradualista y la creación de un entorno positivo ayuda a ampliar las preferencias alimentarias, logrando así una dieta más equilibrada y saludable. Una atmósfera relajada y positiva durante las comidas, es también un pilar fundamental durante la intervención. Evitar la presión, tanto negativa como positiva, hacia los alimentos, facilita que el acto de comer sea una experiencia placentera y natural.

Los padres y cuidadores pueden contribuir a este ambiente de paz al sentarse a la mesa con calma, sin enfados o evitando comentarios negativos sobre la comida, manteniendo conversaciones que no tengan que ver con la misma. Además, permitir que los niños participen en la elección y preparación de alimentos puede aumentar su interés y aceptación. Es crucial respetar las señales de hambre y saciedad de los niños, evitando coerciones o recompensas relacionadas con la comida. Establecer una conexión positiva con los alimentos desde una edad temprana, ayuda a sentar las bases para una relación saludable y duradera con la alimentación, promoviendo no solo la nutrición adecuada, sino también el disfrute y el interés.

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El contenido de estos artículos tiene un propósito puramente informativo y es importante recordar que cada situación es única. Para obtener asesoramiento específico y adaptado a sus necesidades, recomendamos encarecidamente ponerse en contacto con un profesional de nuestro Centro de Terapia Ocupacional Infantil.